lunes, 28 de marzo de 2011

DESPEDIDAS

Despidiéndome de la lluvia, que llora y ríe conmigo. Ah, y siempre moja los bajos de mis pantalones, para asegurarse de que no me olvide de ella. 


En serio... la gente piensa que la lluvia hace los días tristes. Pero yo no he visto nunca un verde tan intenso como cuando las plantas, felices, reciben su amada lluvia de vida. Además, los días nublados tienen unas luces preciosas, sobre todo cuando perezosos rayos de Sol tratan de abrirse camino para llamar la atención. Los charcos reflejan el cielo... es como si hubieran abierto un agujero hacia otro mundo. Las ondas de las gotas crecen, pero siguen jugando al juego de la efímera existencia sin ninguna preocupación. Huelo a humedad, uno de los mejores olores del mundo (empata con el del pan recién hecho, en mi opinión). Y no olvidemos cuando, desde dentro de la cama, se oye la lluvia de fuera. 


Me despido de todo ello durante unos pocos meses, hasta que vuelva a llover. Creo que lo echaré de menos.





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